
¡Hola dormilones!
En esta entrada vamos a hablar de uno de los muchos beneficios que tiene dormir para nosotros: el control de nuestro peso. En estos tiempos en los que la obsesión por la báscula ya no viene motivada solamente por la vieja amiga “operación bikini”, sino que es producto de la moda fitness y deseo de una continua vida sana y equilibrada, nuestro peso ha pasado a estar en el punto de mira de la inmensa mayoría. Si últimamente has estado luchando contra esos kilitos de más y no ves los resultados, no te puedes perder los últimos descubrimientos del Centro de Investigación Biomédica de Pennington. Estamos seguros de que más de una vez has escuchado rumores sobre la acumulación de grasa mientras dormimos dado que nuestro cuerpo se encuentra en estado de inactividad. No obstante, estudios recientes desmienten este mito y afirman que se puede adelgazar mientras uno duerme plácidamente.
Aunque hay quienes creen que al descansar no se gastan calorías, las últimas investigaciones biomédicas afirman que mientras dormimos, nuestro organismo continúa trabajando, aunque de manera algo distinta. Sabemos que cuando pensamos en quemar calorías, dormir es lo último que se nos pasa por la cabeza y aunque cueste creerlo, esto no es ningún sueño: durmiendo podemos ser capaces de reducir nuestro peso. Esto es debido a que durante las horas de sueño nuestro cuerpo a pesar de encontrarse en reposo permanece activo. No obstante, el tipo de actividades que realiza son diferentes y estas están relacionadas con las necesidades básicas de nuestro organismo que a simple vista no nos dan la impresión de que quemen calorías pero que en la práctica suponen un gran impacto a nivel global. Son por ejemplo acciones como respirar, el mantenimiento del pulso y las constantes vitales, la relajación muscular y el control del correcto funcionamiento de los órganos, así como de la circulación de la sangre.
Pero pasemos a los números ya que incluso es posible calcular el número de calorías que perdemos por durante una noche soñando con los angelitos. Es cierto que la cantidad de calorías quemadas durante las horas de sueño no son algo fijo y varían en función del individuo, su metabolismo y constitución. La Dra. Wells asegura que “No hay un número fijo de cuántas calorías se queman durante el sueño. Varía mucho en función de las etapas del sueño, de las actividades diurnas de la persona y, por supuesto, de la genética”. No obstante, se estima que es posible quemar entre 0,9 y 1,02 Kilocalorías por kilo de nuestro peso cada hora durmiendo. Así tenemos que alguien que pese 68 kilogramos y duerma 8 horas diarias, cada noche puede llegar a consumir cerca de 550 kilocalorías. Como regla general, cada individuo quemará en una noche de 8 horas de sueño entre 400 y 600 Kilocalorías.
Sin embargo, si esto no te parece suficiente, desde Emma nos hemos encargado de buscar algunos consejitos para aumentar las calorías quemadas a la hora de dormir. Dos factores fundamentales que determinan el número de calorías consumidas a la hora de dormir son la temperatura ambiente y el número de horas de sueño. Para maximizar el número de calorías quemadas durante la noche se debe reducir la temperatura de la habitación. El resultado óptimo en la quema de calorías nocturna se consigue con una temperatura ambiente entre 16 y 20 grados según estudios de la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño. Las investigaciones determinan que dormir en una habitación fría hace que el cuerpo tenga que trabajar para mantener al cuerpo abrigado y por tanto incrementa la quema de calorías. Por otra parte, si has intentado bajar de peso pero tus esfuerzos no han dado resultados, deberías preguntarte si estás durmiendo lo suficiente. Esto es debido a que la falta de sueño puede empeorar el funcionamiento de tu metabolismo general. Además, la falta de sueño crea una tendencia a un mayor apetito por hidratos durante el día. Un estudio realizado en 2012 arrojó resultados sorprendentes que mostraban que los hombres que dormían menos de 5 horas diarias tenían hasta 4 veces más posibilidades de padecer obesidad. Los descubrimientos apuntan a que la falta de sueño provoca una alteración en el funcionamiento de algunas hormonas como la leptina lo cual da lugar a una mayor sensación de hambre.
Así que ya sabes, deja las duras sesiones de gimnasio nocturno y preocúpate de equiparte con un buen pijama y el mejor colchón.